Leer con los niños, un acto de amor

«El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde» Gabriela Mistral.

En muchos aspectos, Gabriela Mistral fue una maestra adelantada a su tiempo, y especialmente en su enfoque sobre cómo iniciar a los niños en la lectura. Puso en primer lugar el gusto y apetencia por leer, a través del respeto por el ritmo y preferencias de los niños y la necesidad de la entretención y el juego como ingredientes básicos del acto de leer.

Esos pensamientos pedagógicos, hoy más que nunca, sirven de faro y orientación a tantos padres y educadores  conscientes de que sin este hábito  no hay cultura, ni comprensión  de sí mismo y del mundo que nos rodea.

Los lectores competentes leen las líneas, leen  entre líneas comprendiendo mejor la verdad o falsedad de los mensajes con que los vendedores de humo  nos bombardean a diario, a través de los múltiples medios de comunicación.

La Literatura  en sus diferentes formas: cuentos, poesías, dramas, requiere  una lectura especial más analítica que lo habitual, para hacerse cargo de la verdad humana con la que los escritores han desnudado su alma por una necesidad de realización personal  y comunicación  con un otro  .

Verdades y palabras que nos hacen sentido y resuenan en nosotros como una música deseada, vislumbrada  en sueños, porque también late en nuestro interior una esencia similar y podemos comprender más allá del momento de la lectura, guardando  en la memoria  esas palabras  y sentido que nos iluminan.

“Lo esencial es invisible a los ojos “nos reveló Saint Exupery y seguimos repitiendo esas palabras  cada vez que comprendemos que hay algo  que solo es posible entenderlo con el corazón.

Y cantamos, seguimos cantando a viva voz, después de cinco siglos los versos de amor de santa Teresa de Ávila: “No me mueve mi Dios para quererte, el cielo que me tienes prometido…Muéveme tu amor en tal manera”.

Transversal es también el mensaje que nos dejó Violeta Parra en los versos de su canto “Gracia a la Vida “, palabras que han cruzado fronteras e interpretado un sentimiento universal de gratitud:

“Me ha dado el oído que en todo su ancho
Graba noche y día, grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos…”

Iniciar y desarrollar la lectura literaria en los niños es un desafío que requiere tiempo, espacio, entrega y una gran dosis de amor.

Un tiempo  regular, todas las noches, o algunas, durante las vacaciones, pero que haya una cierta regularidad  conocida por los niños, como le explica el Zorro al Principito : “Los ritos son necesarios , si vienes a distintas horas , no sabré nunca en qué momento preparar mi corazón …”

Leer con los niños, leerles en voz alta, jugar a leer como si fuéramos actores, compartir las impresiones y emociones que suscitan los personajes, enseñarles a  escuchar, escuchando sus preguntas y comentarios.

Solo así la lectura podrá ir más allá de una tarea escolar para llegar a ser una actividad escogida libremente por los niños, por el placer y conocimiento que encuentran en ella.

¿Es posible? ¿Cómo hacerlo?

Los adultos, padres, abuelos educadores somos el puente entre el niño o niña y los cuentos, poniendo en práctica lo que decimos de la lectura, o sea leer, leer con ellos, habitualmente, compartir impresiones, animar a superar las dificultades que tiene el proceso lector, mostrando confianza en sus capacidades, motivando siempre con una sonrisa, un gesto, una palabra afectuosa.  Se puede.

Tener experiencias gratificantes con la lectura desde pequeños es la mayor garantía de crear el hábito lector.

«Un bello paisaje, una hermosa jornada, un libro selecto… ¿qué más necesitáis para ser felices? El sol resplandece por dentro»  G. Mistral

Violeta Diéguez.

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